🎗Papa Francisco #QEPD Biografía 🕊️

¿POR QUÉ ENTERRAR A LOS MUERTOS?


El cuerpo humano es sagrado, porque es templo del Espíritu Santo, y aunque la persona no esté en gracia de Dios, igual tiene un alma que fue creada por Dios y es como una partecita de Dios, por eso hay que tener respeto por el cuerpo de los difuntos y darle cristiana sepultura, porque ha sido habitado por un alma.
Recordemos que en el Antiguo Testamento, el padre de Tobías, tenía la piadosa costumbre de enterrar a los muertos, y Dios aceptó estas obras de misericordia y lo bendijo con la compañía del Arcángel Rafael.
Es que una obra de misericordia es como cuando se arroja una piedra al agua, que hace círculos concéntricos que llegan muy lejos. Así es también una buena obra, tiene influencias muy grandes en las almas y es origen de mucho bien para todos. Solo en el Cielo conoceremos hasta dónde llegó la influencia de una obra de misericordia que hemos hecho.
Y hay que enterrar a los muertos porque aunque el alma no estuviera en gracia, es decir, que Dios no habitara en ella por la gracia, siempre habrá habido un instante, el primero, cuando el alma fue infundida en el cuerpo, en que no tuvo pecado original, aunque luego en el instante el pecado la manchó, pero el cuerpo ya quedó santificado por Dios.
San Pablo lo dice claramente: Somos templos del Espíritu Santo.


... yo les traeré a mi monte santo y les alegraré en mi Casa de oración - Is 56,7

Si en Cristo la vida humana es un paso “de este mundo al Padre”, la hora de la muerte es el momento en el que este paso tiene lugar de manera concreta y definitiva... No hay que tener miedo de la muerte del cuerpo, pues es un sueño del que nos despertaremos un día... La auténtica muerte, de la que hay que tener miedo, es la del alma, llamada por el Apocalipsis “segunda muerte”. Quien muere en pecado mortal, sin arrepentimiento, cerrado en el orgulloso rechazo del amor de Dios, se autoexcluye del reino de la vida». -Benedicto XVI, 5 Noviembre, 2006


El Respeto a los Muertos
Según el Catecismo de la Iglesia Católica


2299 A los moribundos se han de prestar todas las atenciones necesarias para ayudarles a vivir sus últimos momentos en la dignidad y la paz. Deben ser ayudados por la oración de sus parientes, los cuales cuidarán que los enfermos reciban a tiempo los sacramentos que preparan para el encuentro con el Dios vivo.

2300 Los cuerpos de los difuntos deben ser tratados con respeto y caridad en la fe y la esperanza de la resurrección. Enterrar a los muertos es una obra de misericordia corporal, que honra a los hijos de Dios, templos del Espíritu Santo.

2301 La autopsia de los cadáveres es moralmente admisible cuando hay razones de orden legal o de investigación científica. El don gratuito de órganos después de la muerte es legítimo y puede ser meritorio. La Iglesia permite la incineración cuando con ella no se cuestiona la fe en la resurrección del cuerpo.


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