El centro Palmasola de Santa Cruz alberga a más de 2.800 presos. Pero tambiénacoge a las familias de los reclusos, quienes viven en un tipo de comunidad.
Después de saludar a las familias el Papa ha escuchado el testimonio de tres presos.
Este joven de 22 años, quien estudiaba ingeniería, fue sentenciado a 20 años por homicidio. Comenzó con pedir perdón a las víctimas y a su familia.
"Antes de todo quiero pedir perdón a los que fueron dañados por causa mía. A mi familia que ya van dos años y medio de destierro que aun sigue conmigo y también trabaja para pagar los préstamos que sacaron para pagar a un abogado, que por mi culpa les estafó desde hace dos años como a muchos compañeros.”
Esta mujer es una de las 330 mujeres detenidas que viven en la cárcel. Dijo que muchas de ellas no han sido juzgadas por un tribunal. Entre lagrimas, le compartió ésto al Papa.
"Rezamos por ti y deseamos de todo corazón que Dios te bendiga y te proteja siempre.”
El Centro tiene un acuerdo con un programa católico para que los presos puedan estudiar y desarrollar habilidades laborales.
Francisco subrayó el poder del perdón y dijo que el dolor nunca elimina la esperanza.
FRANCISCO
"Cuando Jesús entra en la vida, uno no queda detenido en su pasado sino que comienza a mirar el presente de otra manera, con otra esperanza” .
Los presos se quejaron de corrupción y abusos que afectan especialmente a los más débiles. Además, pidieron al Papa que interviniese en su nombre para lograr un cambio.
El Papa los llamó a ayudarse los unos a los otros cuando enfrenten dificultades.
FRANCISCO
"No tengan miedo a ayudarse entre ustedes. El demonio busca la rivalidad, la división, los bandos. Luchen por salir adelante”.
No faltaron momentos entrañables como éste: una de las dos niñas que estaban sentadas en el escenario se acercó al Papa después de los testimonios, y le dio un abrazo.
KLH/ RMR
CTV
-JM