BREVE HISTORIA DE JESÚS DEL GRAN PODER


20/5/2016 Llega la fiesta de la Santísima Trinidad y con ella la fiesta folclórica de los Andes, en honor a Jesús del Gran Poder.

El origen de la fiesta se remonta al 8 de diciembre de 1663 cuando se fundó el Convento de las Madres Concepcionistas. Según la historia, en aquel entonces, las postulantes al convento debían llevar consigo una imagen. La monja Genoveva Carrión portó un lienzo de la Santísima Trinidad, consistente en una imagen de dios con tres rostros, representando así su carácter trinitario; Padre, Hijo y Espíritu santo.

Esta imagen algo común y sacra para aquel tiempo, como lo constan los libros Arte de la Pintura de 1649 de Francisco Pacheco (Maestro y suegro de Velázquez además de censor de pintura de la Santa Inquisición); Francisco Ricci en su De Pictura Sabia de 1659 y los lienzos que se conservan en las ciudades de Bogotá, Medellín y Sucre. Después fue prohibida por Benedicto VI con la breve Solicitudine Nostra a comienzos del siglo XVIII; decisión refrendada en América en el Concilio Provincial de Santa Fé el 27 de mayo de 1772.

Posteriormente, en 1904 uno de los devotos hizo retocar el cuadro convirtiéndolo en una imagen con un solo rostro y llamándola el Señor del Gran Poder en referencia al Patrón de Sevilla, imagen bastante común en las procesiones de Semana Santa y con bastantes devotos en grandes ciudades como Quito y Arequipa.

Por el repintado esta imagen del Señor del Gran Poder es atípica, ya que la representación típica del Patrón de Sevilla es una escultura de cristo cargando la cruz; en este caso se aprecia a Jesús con los brazos abiertos. Esto se debe a que también fue borrado el triángulo invertido que pendía de sus manos clásica de las representaciones de la Santísima Trinidad de rostro trifásico.

Muchos devotos recibieron favores del Señor, por lo que la veneración de la imagen se extendió. La imagen recorría por casas de las calles Mercado, Yungas, Figueroa y por la iglesia del Rosario. Posteriormente fue trasladada a la calle León de la Barra, donde una familia devota inició el culto a la imagen con visitas y oraciones programadas para los días martes y viernes. Con el transcurrir del tiempo los feligreses fueron aumentando y en 1928 se inició la construcción de un templo en la zona de Chijini, hoy calle Gallardo, que fue concluido a finales de los años 30.

Sin embargo, en 1923 surgieron las primeras fraternidades folclóricas. En la calle Illampu se situaban los bordadores de los trajes que se usaban en esta celebración y entre aquellos artesanos, destacaban las familias Chuquimia y Gisbert. Se dice que por iniciativa de ellas se realizaron las primeras fiestas prestes y pasantes del Señor del Gran Poder. En 1924 apareció la primera diablada de la región de Chuchulaya, luego surgió una fraternidad de suri sikuris, integrado por un grupo de lustra votas denominado Cebollitas.

En los años 30 y 40 se fueron integrando conjuntos nativos de los Yungas, que con toques de tambores adoraban a la imagen. Habiéndose convertido en un evento departamental, en 1952 se realizó un festival departamental de danzas paceñas en el estadio, donde surgió la idea de realizar una entrada más apoteósica y organizada. La fiesta contaba con el apoyo de un cura, a quien la historia recuerda como el padre Camacho, los ensayos se realizaban en las noches desde la avenida Buenos Aires hasta la intersección de las calles Gallardo y Segurola.

Otro hecho importante es el ocurrido el 25 de enero de 1969, cuando se funda el baile de los caporlaes en la zona de Chijini, como acto de devoción al Señor del Gran Poder. A iniciativa de los hermanos Estrada esta demostración folclórica fue estrenada a nivel mundial.

El 12 de mayo de 1974 se creó la Asociación de Conjuntos Folclóricos, que hoy aglutina los principales grupos de danzas de La Paz y las más representativas de otros lugares de Bolivia. Con este hecho, la fiesta del Gran Poder adquiere ribetes nacionales.

Según el profesor Llanos, si bien la entrada del Gran Poder ha sufrido cambios a lo largo de los años, los aspectos folclóricos se han mantenido a lo largo del tiempo, convirtiéndose en una fiesta nacional.

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