HOMILÍA DE MONS. EDMUNDO EN LA ORDENACIÓN DE DOS NUEVOS DIÁCONOS.


Queridos hermanos y hermanas: estamos muy cerca a la Navidad y por eso el Evangelio de Hoy, nos está hablando, de que debemos estar vigilantes, de que hay esperar la venida del Señor, la segunda venida del Señor al final de los tiempos, pero sobre todo y de inmediato la venida del Señor a nuestras vidas, a nuestros corazones, estar vigilantes por que el Señor se presenta en cualquier momento. Y cuando se presente al final de los tiempos, va a venir a pedirnos cuenta de lo que hemos hecho y de ¿cómo hemos vivido?

Al final del Evangelio dice: que hay que ser como ese administrador fiel y prudente, que sabe esperar y sabe dar a la gente aquello que le corresponde, que sabe servir a la gente en la misión que el Señor le ha encomendado, eso vale para todos nosotros ,pero de manera especial para aquellos que tenemos el ministerio sagrado, el servicio sagrado a los demás, estos dos hermanos nuestros, van a recibir esta orden del diaconado que significa servicio, van a ser diáconos, van a ser servidores del Señor, en esos tres aspectos grades: Servidores de la Palabra del Señor, llevando la Palabra del Señor a los hermanos.

Sabiendo en enseñar, hacer conocer y hacer entender ¿Cuál es la palabra del Señor? ¿Qué es lo que nos pide a todos, lo qué nos dice a todos? Llevar la Buena Noticia a los demás. Para que la gente conozca al Señor, se alegre con la Palabra de Dios, y pueda vivir esa Buena Noticia que nos viene del Señor, van a ser servidores de la Palabra y van a poder proclamar el Evangelio oficialmente en nombre de la Iglesia, uno de los diáconos lo ha hecho ahora.

Proclamar la Palabra y pero después escrutarla y después hacer que llegue a la mente y al corazón tienen que prepararse bien de la Palabra del Señor, empapándose, tratando de vivir. El diácono es servidor de la Palabra pero también el diácono es servidor del altar, van a estar cerca del Sacerdote, cuando en el altar se renueva, se actualiza el misterio de Cristo. Cristo el Señor que viene para ser alimento de nuestras vidas, que viene para darnos luz, para darnos fuerza, para darnos energía, para darnos ánimo y alegría el diácono ayuda al presbítero, al sacerdote cerquita del altar, sirviendo los vasos sagrados, estando cerca del Cuerpo y de la Sangre del Señor no sólo físicamente, sino sacramentalmente también, porque es servidor del Cuerpo y de la Sangre del Señor, deben estar cerca del Sacrificio de Cristo que ha dado su vida por nosotros. El diácono ha de poder repartir el Cuerpo y la Sangre de Cristo a los hermanos, a los que necesitan, a los que quieren acercarse a nuestro Dios.

Servidor de la Palabra, Servidor del altar, Servidor de la Caridad, Ministro enviado, que se compadece de todos pero en especial de los más pobres, ministro del amor de Dios a los hermanos que sufren.



El Señor nos ha regalado éste año siete nuevos diáconos, el número siete es número de perfección, es número de plenitud para seguir pidiendo a Dios que surjan más vocaciones

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