El 13 de diciembre a Hrs. 17:00 correspondiente III domingo de Adviento la Iglesia en La Paz hará la apertura de la puerta Santa en la catedral de Nuestra Señora de La Paz, la celebración será presidida por el Arzobispo de La Paz Mons. Edmundo Abastoflor y concelebrada con los Obispos Auxiliares, Mons. Aurelio Pesoa y Mons. Jorge Saldías y el presbiterio de La Paz.
El día
1. El Santo Padre Francisco en la Bula Misericordiae Vultus (= MV) ha establecido que el Año Santo se abrirá el 8 de diciembre de 2015, solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro en el Vaticano. El domingo siguiente, III de Adviento, se abrirá la Puerta Santa en la Catedral de Roma, la Basílica de San Juan de Letrán. Sucesivamente se abrirá la Puerta Santa en las otras Basílicas Papales. Además el Santo Padre ha establecido que «en cada Iglesia particular, en la catedral, que es la Iglesia Madre para todos los fieles, o en la concatedral o en una iglesia de significado especial se abra por todo el Año Santo una idéntica Puerta de la Misericordia. A juicio del Ordinario, ella podrá ser abierta también en los santuarios, meta de tantos peregrinos que en estos lugares santos con frecuencia son tocados en el corazón por la gracia y encuentran el camino de la conversión» (MV 3).
El lugar
2. La Eucaristía que inaugura el Jubileo en las Iglesias locales con la apertura de la Puerta de la Misericordia será única y se celebrará en la catedral; sin embargo, si en la diócesis, en conformidad con el Código de Derecho Canónico, hay una concatedral, ella también será sede de la celebración de apertura.
En las otras iglesias o santuarios en las que el obispo diocesano ha establecido que se abra una Puerta de la Misericordia tendrá lugar una celebración eucarística, presidida por un delegado del obispo, durante la que se recitará una pertinente oración en la puerta principal (cf. nn. 40-45).
La índole de la celebración
3. Los elementos que concurren a configurar el rito de apertura de la Puerta de la Misericordia indican cuáles deben ser su carácter y su contenido:
– el misterio de Dios, rico en misericordia y compasión (Ef 2, 4 y Sant 5, 11), revelado y realizado en Cristo, rostro de la misericordia del Padre (MV 1) y continuamente hecho operante por el don del Espíritu (Jn 20, 22-23);
– el reconocimiento de Cristo como única puerta por la que se accede a la salvación (Cf. Jn 10, 9) y el único camino que conduce al Padre (cf. Jn 14, 6);
– el incesante peregrinar de la Iglesia hacia “Jesucristo [que] es el mismo ayer y hoy y siempre” (Heb 13, 8).