Preparamos el jubileo Extraordinario de la Misericordia en La Paz el 13 de diciembre horas. 17:00 Catedral de La Paz será la única Eucaristía Vespertina del domingo.
La tradición
Según la descripción hecha en el
año 1450 por Giovanni Rucellai de Viterbo, fue el Papa Martin V, en 1423, quien
abrió, por primera vez en la historia de los años jubilares, la Puerta santa en
la basílica de San Juan de Letrán. En ese tiempo los jubileos se celebraban
cada 33 años. En la basílica vaticana la apertura de la Puerta santa está
atestiguada por primera vez en la Navidad de 1499. En esa ocasión, el Papa
Alejandro Vl quiso que la Puerta santa fuera abierta no solamente en San Juan
de Letrán, sino también en las demás basílicas mayores de Roma: San Pedro,
Santa Maria la Mayor y San Pablo extramuros.
Una puerta pequeña, probablemente
de servicio, que se encontraba en la parte izquierda de la fachada de la
basílica de San Pedro, fue ensanchada y transformada entonces en Puerta santa,
precisamente en el lugar en que se encuentra aún hoy. Eso implicó la
destrucción de una capilla adornada con mosaicos, que se encontraba dentro de
la basílica y había sido dedicada por el Papa Juan Vll a la Madre de Dios.
Alejandro Vl, además, quiso que
quedaran bien definidas las normas del ceremonial del Año santo, aún no
precisadas por sus predecesores, y en particular los ritos de apertura y
clausura de la Puerta santa. Ese Papa encargó la elaboración de los ritos al famoso
Johannes Burckard, maestro de las ceremonias pontificias, originario de
Estrasburgo y obispo de las diócesis reunidas de Civita Castellana y Orle. La
Puerta santa del año jubilar de 1500 fue abierta la noche de Navidad de 1499 y
fue cerrada en la solemnidad de la Epifania de 1501. El Ritual preparado por
Burckard y aprobado por el Papa, salvo algunos retoques introducidos en 1525
por el maestro Biagio de Cesena, fue seguido sustancialmente en todos los
jubileos posteriores.
Elementos característicos
Desde el jubileo de 1500 hasta el
de 1950 los ritos relativos a la Puerta santa permanecieron casi idénticos.
Esos ritos se caracterizaban por algunos elementos particulares.
El
muro
Desde 1500 hasta 1975 la Puerta
santa de las cuatro basílicas romanas estaba cerrada en el exterior por un muro
y no por una puerta. Por tanto, en el momento de la apertura no se abrían las
hojas de una puerta, sino que se derribaba un muro: el Papa tiraba una parte y
los albañiles completaban el trabajo de demolición. Sigue vivo aún el recuerdo
y la aprensión causada por los escombros que cayeron a pocos centimetros del
Papa Pablo VI cuando abrió la Puerta santa en la noche de Navidad de 1974.
El
martillo
El Papa, ya en la Navidad de 1499,
usó el martillo para golpear tres veces contra el muro que cerraba la Puerta
santa. Al inicio se usaba el martillo de los albañiles y los golpes que daba el
Papa no eran simbólicos. Pero casi inmediatamente el martillo se convirtió en
un objeto artístico y precioso. En 1525 el martillo usado era de oro; en 1575,
de plata dorada con mango de ébano.
La
paleta
El Papa usaba la paleta en el rito
de clausura. Este uso está atestiguado desde la Navidad de 1525. El último Papa
que la utilizó fue Pio Xll en el rito de clausura del Año santo de 1950.
Los ladrillos
Hay testimonios del uso de los
ladrillos en el rito de clausura de la Puerta santa ya desde el siglo XV. El
cronista del jubileo de 1423 escribe que "es tan grande la devoción de las
personas por los ladrillos y escombros, que apenas es derribada la puerta, se
lanzan con ímpetu a recogerlos y llevárselos como si fueran reliquias sagradas»
(L. Bargellini, L'Anno Santo, 66). El rito de clausura de la
puerta redactado por Burckard para la Epifania de 1501 prevé que dos cardenales
pongan en el muro dos ladrillitos: uno de oro y uno de plata.
Las monedas
También el uso de incluir algunas
monedas en el muro de la Puerta santa se halla atestiguado desde el jubileo de
1500. Al inicio, las monedas simplemente se insertaban en la mezcla. A partir
de 1575 se ponían dentro de un cofre metálico. Esta costumbre sigue vigente
aún.
El agua bendita
El uso del agua bendita ya estaba
previsto en el Ritual de 1525 para bendecir las piedras y los ladrillos que
sirven para la clausura de la Puerta santa.
Sucesivamente se introdujo su uso
también para la apertura de la Puerta: los penitenciarios, después de derribar
el muro, pasan paños mojados con agua bendita tanto por el dintel como por el
umbral. Ese rito estuvo en vigor hasta el anterior Año santo.
La puerta de madera
En el exterior de la basílica la
Puerta santa se hallaba clausurada por un muro, mientras que en su interior el
muro estaba cubierto por una sencilla puerta de madera. Esa puerta se quitaba
antes de derribar el muro y se volvía a poner inmediatamente después, puesto
que servia como protección por la noche, cuando no se permitía la visita de
peregrinos. Las puertas de madera, sencillas, sin adornos, que hoy cierran las
Puertas santas de las basílicas de San Juan de Letrán, Santa Maria la Mayor y
San Pablo extramuros, eran las antiguas puertas que hasta el jubileo de 1975 se
encontraban ante la Puerta santa dentro de la basílica.
En cambio, en la basílica de San
Pedro la última puerta de madera, inaugurada por el Sumo Pontífice Benedicto
XIV en 1748, fue sustituida, el 24 de diciembre de 1949, por una puerta de
bronce bendecida por el Papa Pio Xll inmediatamente después de la apertura de
la Puerta santa.
La
"Recognitio"
Según la tradición, la apertura de
la Puerta santa se prepara mediante el rito de la "Recognitio", que
tiene como finalidad hacer que resulte fácil al Papa abrir la Puerta santa. En
ese rito, en medio de varios momentos de oración, se quita el muro de ladrillos
que cierra la Puerta santa en el interior de la basílica, sacando el cofre que
se halla allí encerrado desde el anterior jubileo. Ese rito, presidido por el
maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, se celebró el miércoles 15
de diciembre en la basílica de San Pedro; el jueves 16, en la de San Juan de
Letrán; el viernes 17, en la de Santa Maria la Mayor; y el martes 21 en la de
San Pablo extramuros. Después de la "Recognitio" el maestro de las
ceremonias litúrgicas pontificias presentó al Santo Padre el contenido de los
cofres.