Estar en un asilo o en la calle pidiendo limosna, es vivir en terreno de la muerte. Quieren olvidar que pronto morirán y vivir a plenitud. Quieren dejar de llorar y ver a Francisco como su última esperanza espiritual.
Por: David Pizarro, AlejandraSelaya, Lucía Chajña, Gabriela Reyes Ortiz y Luisa Cazas.
Arquidiócesis de La Paz, 8 Jul 2015.-Como si oyera las angustias y supiera de las adversidades que soportan, al pisar tierra boliviana, el Vicario de Cristo reivindicó a los más de 900.000 adultos mayores del país y, ante la atenta mirada de millones y del presidente Evo Morales, instó a proteger a los ancianos “porque son la memoria y la sabiduría de un pueblo”.
“No se puede creer en Dios Padre sin ver un hermano en cada persona, y no se puede seguir a Jesús sin entregar la vida por los que Él murió en la cruz”, dijo el Santo Padreal afirmar que “la Iglesia quiere una sociedad que encuentra su reaseguro cuando valora, admira y custodia también a sus mayores, que son los que nos traen la sabiduría de los pueblos”.
“Custodiar a los que hoy son descartados por tantos intereses que ponen al centro de la vida económica al ‘Dios dinero’. Y son descartados… y los ancianos que son la memoria de un pueblo. Por eso hay que cuidarlos, hay que protegerlos, son nuestro futuro”, enfatizó el Papa en la ciudad de El Alto y pidió generar una “cultura memoriosa” que le garantice a los ancianos “no solo la calidad de vida en sus últimos años sino la calidez, como bien lo expresa la Constitución” boliviana.
Esperanzas hasta las lágrimas
Con una voz quebrantada pronuncia el nombre de Papa Francisco. Deja rodar una lágrima por su mejilla arrugada. Su único deseo es darle la mano al Papa para después morir orando en su congregación. La abuelita Sonia Angulo es misionera y se dedica a rezar el rosario en su iglesia.
Se encontraba en oficinas de la Conferencia Episcopal en la Calle Potosí de La Paz. Fue en busca de un pase especial para ver al sucesor de Pedro en primera fila. No logró su principal objetivo, pero si verá al Papa de lejos aunque no logre acercarse al él.
Diez abuelitos del asilo San Ramón corrieron con más suerte que doña Sonia. Ellos verán al Papa desde muy de cerca. Se sienten muy emocionados. Tienen reservado cupos en primera fila en la Catedral Nuestra Señora de La Paz. La directora Carmen Laguna dijo que se escogió de los 300 ancianos que viven en el hogar. Una invitación de la Iglesia hizo posibles el milagro. El fin es cuidar la salud de los internos.
En cambio, los ancianos del asilo María Esther Quevedo se resignaron a observar a Su Santidad por la televisión. Según su líder, Zenón Córdova (71), todos quieren ver “de mil amores al Papa. Tal vez sea la última vez, sino allá arriba nomas”.
Contó que el jueves pasado un sacerdote del Arzobispado de La Paz les mostró un video de la visita del Papa Juan Pablo II a Bolivia. Las abuelitas estallaron en llanto al recordar los momentos que vivieron. En ese momento el grupo manifestó su gran deseo de ver en persona a Francisco.
El centro Casa San Martin alberga a 30 residentes. Y tampoco llegarán a ver de cerca al Vicario de Cristo. A diferencia de otros asilos, éste mantiene informado a los abuelitos.
Piden a Su Santidad una bendición. No quieren oro ni plata. Aspiran a una comida espiritual del representante de Dios en la tierra. Quieren que pida a Dios que no los abandonen, que sus hijos no los odien. Quieren sentirse útiles.
Para ellos estar en un asilo o tirado en la calle pidiendo limosna, es vivir en terreno de la muerte. Quieren olvidar que pronto morirán y vivir a plenitud. Quieren dejar de llorar y ver al Papa como su última esperanza espiritual.
Córdova es más ambicioso. Pide a Francisco le diga al Presidente Evo Morales que construya más albergues para sus similares.
“No respetar a los abuelos es carecer de memoria”
El obispo de Roma reflexionó sobre los ancianos hace tres años. Para él, “un pueblo que no respeta a los abuelos carece de memoria y por lo tanto de futuro”. Reconoció que la sociedad actual no cuenta a los ancianos. Creen que fastidian, dijo. Pero no saben que los ancianos son como el buen vino, en cuanto más envejecen, adquieren más firmeza.
Su paso por tres países de América Latina es para evangelizar la alegría del evangelio. Vino por los enfermos, discapacitados, ancianos y niños. Por la gente necesitada.
El encargado de Comunicación de la Conferencia Episcopal, José Rivera, indicó que el campus Papal tiene tres niveles de concentración de personas para ver al Papa. Priorizaron en el nivel cero a los ancianos, niños y enfermos. El siguiente está conformado por autoridades de Gobierno e Iglesia y el último estará ocupada por las parroquias de El Alto. El resto es libre.
En la Catedral Nuestra Señora de La Paz ingresaran 900 personas. Todos los cupos están llenos. Está organizado similar al Campus Papal: Instituciones sociales, Gobierno e Iglesia.
Entre las organizaciones sociales, uno de los menos interesados en la llegada del obispo de Roma a Bolivia es la Asociación de Jubilados Rentistas de Fabriles La Paz. El Secretario de Ascienda, Marceo Eduardo Ibáñez, afirmó que están con problemas internos y no tienen preparado ningún programa. “No son tan grave los problemas. Como somos los de tercera edad. No hemos podido organizarnos”, aseguró.
Casas de acogida
El Servicio Departamental de Gestión Social (Sedeges) está encargada de dos centros geriátricos donde acoge a personas de la tercera edad. Una es el hogar María Esther Quevedo y la otra Rosaura Campos. Según un interno en el primero hay 40 ancianos y ancianas. Entre ellos está la esposa del famoso jugador Jesús Bermúdez que al menos tiene 108 años. El segundo es un hogar transitorio.
Según un monitoreo a publicaciones de los medios sobre el tema y visitas de este a diferentes zonas de Paz y El Alto se estima que existen 40 casas de acogida. La gran mayoría solo son lugares donde están alojados adultos mayores y no son centros geriátricos.
Según su Directora Carmen Laguna, el Hogar Asilo San Ramón es una de las pioneras en Bolivia. Tiene 101 años y se estima que sea el más grande porque actualmente tiene 300 internos. Está en la zona sur de La Paz. Cuenta con 10 enfermeras y dos trabajadoras sociales. Reciben de la Alcaldía seis bolivianos por cada anciano. Los familiares de los residentes también aportan para el sostén de la institución.
El centro de la tercera edad Casa San Martin se ubica en la zona San Felipe de Seke en El Alto. Fue fundado en 2009 y construido desde el 2006. El 90 porciento es financiado por el Padre Sebastián Obermayer. Es uno de los pocos en la joven ciudad donde se ayuda a las personas de la tercera edad.
Según el coordinador de la Fundación Cuerpo de Cristo, Gregorio Cóndor, los adultos mayores sufren abandono de los hijos por herencia y aborrecimiento. Es un problema recurrente en todos los asilos y las calles. El último informe presentado, hace 24 meses, por el Centro de Orientación Socio Legal del Adulto Mayor reveló 10.240 casos de maltrato en este sector de la sociedad.
Hay al menos 900.000 adultos mayores en Bolivia. El Censo 2012 registró 468.934 mujeres y 409.078 hombres. La Paz (274.404) alberga la mayor cantidad y Pando (4.572) tiene menos abuelos.
Desde 2009, cada 26 agosto se celebra el Día de la Dignidad de las Personas Adultas Mayores a nivel nacional. Se aprobó el Decreto Supremo 264. Desde entonces gozan descuentos y distintos privilegios. Por su parte Las Naciones Unidas reconoce cinco principios básicos de los derechos de los ancianos: independencia, participación, cuidados, autorrealización y dignidad.
HISTORIAS BREVES DE ABUELOS EN LAS CALLES DE EL ALTO
“Solo espero me recoja de una vez el Señor”
Susana Yujra (75) pide limosna en la Ceja de El Alto. Soy abandona, no veo nada. Mis nietos me traen cada mañana. Mi esposo me ha abandonado hace años.
No sé dónde vivo. No veo. Por mí, aquí nomas me quedo. A veces no como, hay gente que me trae arrocito. La gente habla al pasar (por la calle de la llegada del Papa); pero no sé quién será, ni para qué está viniendo o de dónde es. Solo espero me recoja de una vez el Señor, ya no quiero vivir, sufro mucho.
“Lindo sería que nos ayude el Papa”
Victoria Mamani es anciana. No tengo quien me mantenga. Mis hijos son dos. El varón está casado y se olvidó de mí. La mujer es viuda y tiene 6 hijos que mantener. No puede conmigo más. Mi esposo falleció en un asilo de Obrajes; él era no vidente.
Vivo muy lejos, en Villa Ingenio (de El Alto). La renta dignidad no me alcanza para nada, con eso le ayudo a mi hija. -¿Escuchó hablar de la llegada del Papa?- Sí, pero quién será. Además qué nos va dar a nosotros, nada. No sé porque está llegando. El Gobierno solo gasta en eso; en vez que se preocupe de nosotros.
(Seguro el Papa) no va hablar con nosotros los viejitos. Lindo sería que nos ayude o nos dé plata o que nos bendiga uno por uno.
“Siente asco por los viejitos que pedimos limosna”
Pedro (80). Pide limosna en la Cela de El Alto. Estoy aquí Por qué no tengo a nadie. Soy viudo. Para mí coquita no más me pido, yo arto masco. No soy vicioso del alcohol. Mis hijos no sé dónde estarán. Mi esposa ha muerto. Vivo en un terreno abandonado. Me tapo (del frio) con cartones y ropa que me encuentro en los basureros.
-¿Ha escuchado hablar de la llegada del Papa a Bolivia?- No, no escucho bien. Estoy sordito. Cuando me hablan fuerte nomas (escucho). La gente no me habla ni me mira. Siente asco por los viejitos que pedimos limosna en la calle. No creo en Dios Si hubiera Dios, no puede haber tanta maldad, ni podemos pedir limosna.